El juicio en el que se expondrán denuncias de ocultaciones de dopajes y de sobornos en la cúpula del atletismo finalmente arranco en París. A lo largo de seis días, un tribunal tanteará pruebas de que atletas rusos pagaron millones de dólares para esconder sus presuntos dopajes y poder combatir en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Instrumentos confiscados indican que estos atletas pagaron para que sus casos fuesen demorados o ignorados, según dijo el presidente del tribunal al presentar un caso con extremidades que van desde Europa hasta Asia y África.
Lamine Diack, quien fue presidente de la federación internacional de atletismo (conocida por sus siglas en inglés, IAAF) por casi 16 años, es uno de los supuestos agraviados.
El tribunal rechazó un pedido de un abogado de Papa Massata Diack, uno de los hijos de Lamine Diack acusado también de irregularidades, de atrasar el juicio porque dos de sus abogados no pudieron asistir al proceso por las restricciones a los viajes asociadas con la pandemia del Covid-19.
Como presidente de la IAAF, Diack fue una de las figuras más influyentes en el movimiento olímpico en la era en que brillaba Usain Bolt y el deporte prosperaba. Pero su legado, y la credibilidad de su federación, quedaron en duda cuando renunció en el 2015.
Fue detenido en Francia luego de que investigadores revelasen denuncias de que se presionaba a los atletas para que pagasen para ocultar sus dopajes.
Diack está acusado de corrupción, lavado de dinero e infracciones. Los fiscales afirman que, directa o indirectamente, solicitó 3,45 millones de euros (3,9 millones de dólares) a atletas sospechosos de haberse dopado para limpiar sus nombres y permitir que siguiesen compitiendo. Se cree que hay unas dos docenas de atletas rusos involucrados.