El emprendimiento ha cobrado gran relevancia en los últimos tiempos por la necesidad de muchos de lograr su independencia y estabilidad económica. Los altos niveles de desempleo, que se incrementarán por la actual situación que estamos atravesando, han impulsado a las personas a analizar nuevas formas de generar sus propios recursos, de iniciar sus negocios, de materializar una idea en un negocio con potencial y de pasar de ser empleados a ser empleadores.
Durante los últimos 10 años, hemos estado acompañando a emprendedores a concretar sus ideas en negocios con potencial de crecimiento y de generación de valor, apoyándolos en la estructuración de su modelo de negocio e identificando las oportunidades claves para su inicio, aceleración y consolidación.
La experiencia nos ha mostrado que no se requiere de una inversión externa para comenzar de forma exitosa estas iniciativas. Las primeras inversiones suelen provenir de recursos propios, de amigos o de miembros de la familia que están dispuestos a apoyar la iniciativa. Bajo esta lógica, se empieza a configurar el compromiso de los emprendedores de buscar la eficiencia de los recursos, así como de hacer una validación rigurosa sobre sus hipótesis de negocio.
Un emprendimiento que no factura o que no tiene un potencial de escalabilidad, en opinión de emprendedores seriales, es simplemente un hobby. Validar implica un proceso de experimentación, en el que el emprendedor parte de unos supuestos que le brinda el mercado, constata en este sus hipótesis, genera conclusiones y acumula los aprendizajes como punto de partida de su modelo de negocio, con miras a satisfacer una necesidad debidamente identificada.
Después de realizar la validación, es muy importante diseñar y desarrollar rápidamente un prototipo. Al convertir la idea de negocio en algo tangible, se detectan las oportunidades de mejora del producto o servicio para minimizar los riesgos. Este proceso también debe ser entendido como la oportunidad de generar eficiencia de recursos y de hacer los ajustes necesarios para lograr la aceptación del mercado. Un prototipo es, por lo general, un ensayo rápido y poco costoso, es volver tangibles las ideas para ajustar y enriquecer rápidamente el proyecto, buscando dar la mejor respuesta posible a la demanda del usuario o consumidor.
Por otra parte, realizar una buena segmentación de su mercado objetivo desde el principio es muy importante. Detectar los canales de comercialización adecuados y manejar información básica sobre el impacto financiero de las decisiones que se toman, son algunos de los aspectos que el emprendedor debe tener en cuenta desde el inicio de su proyecto.
La creación de redes de contactos, que faciliten el acceso a los clientes potenciales y a los canales de comercialización que se identifican durante la validación de los diferentes prototipos, es un componente determinante en el éxito de un emprendimiento. Sin duda, uno de los grandes beneficios de contar con el acompañamiento, es tener acceso a una red de mentores que permita al emprendedor capitalizar estas relaciones y contactos.
Los grandes empresarios y líderes empresariales juegan un rol muy importante en procesos de mentorías y acompañamiento para los nuevos negocios; su experiencia y conocimiento del mercado proveen una visión estratégica que claramente agrega valor para quien inicia su compañía.
En el mundo, los grandes ecosistemas de emprendimiento cuentan con exitosos empresarios que dedican tiempo a los nuevos emprendedores y su experticia se convierte en una guía clave para el éxito de cada negocio naciente.