Todos sabemos que el éxito no es algo que sucede de un día para otro, pues es el resultado de todas las decisiones que vamos tomando en la vida, y en esa elección los hábitos que tenemos cumplen un papel protagónico.
Cuando queremos ser productivos y estar más enfocados para lograr nuestros objetivos personales y profesionales, cambiar nuestros malos hábitos es fundamental. Y el primer paso es identificarlos.
El más común de todo es buscar la aprobación de los demás, éste es uno de los hábitos más dañinos para la productividad y el crecimiento, ya que nos desenfoca, nos quita energía y nos impide ser originales. Pero, resulta ser un hábito difícil de erradicar de nuestras vidas, ya que desde niños hemos sido criados para esperar la felicitación de un adulto en la escuela y hogares. Y la sociedad lo ha normalizado. Debemos enfocarnos en los aspectos positivos de nuestra personalidad y en nuestros avances, para seguir adelante.
Otro defecto que no nos permite ser exitosos es no dedicar tiempo a uno mismo. Debemos ser disciplinados y establecernos nuestros propios horarios, cumplir con nuestras metas laborales pero también satisfacer la recreación. Para sentirnos mejor en el aspecto personal.
El secreto del éxito es dar lo mejor de uno mismo, y saber pedir ayuda cuando hay algo que no podemos hacer bien o resolver. Y también, entender que somos seres humanos y que no es posible controlar todo. Los emprendedores perfeccionistas, en cambio, suelen agobiarse ante el mínimo problema y tardan demasiado tiempo en cada tarea, lo que provoca que pierdan oportunidades y ventas.
Debemos evitar la procrastinación, un hábito muy relacionado con el perfeccionismo, y que provoca que posterguemos la realización de nuestras tareas, citas y proyectos hasta que sea el momento indicado. Pero el problema es que ese día perfecto nunca llega. Y mientras no nos decidimos a tomar acción, la competencia aprovecha rápidamente las nuevas oportunidades y crece.
Si bien la seguridad en uno mismo es importante, no podemos caer en el error de creer que los sabemos todo y que no necesitamos a nadie. Para el crecimiento personal y el de la empresa, es importante que salgamos de nuestra zona de confort y que nos animemos a desafiar nuestros conocimientos y la experiencia.